La historia de Azucena


Mi abuela, a quien le decíamos Mami, era una mujer de gran fortaleza que tuvo una gran influencia en mi vida. Fue una de mis madres y la principal persona que me cuidó al crecer. La mayor parte de los días los pasaba con Mami. De lunes a viernes, solíamos ir al centro para personas mayores  y en casa leíamos juntas y nos ayudábamos a aprender inglés. Yo le enseñaba las palabras que aprendía en la escuela y ella me enseñaba las palabras que aprendía en su clase de inglés. Cuando llegaba de la escuela, mi casa olía a deliciosa comida mexicana. Al entrar por la puerta, podía oler los aromas y al entrar a la cocina la veía parada frente a la estufa meneando una gran olla de sopa. A pesar de lo que pasaba en la escuela, siempre era tranquilizador llegar a casa con Mami y comer sus sopas.

Tenemos una fotografía donde las dos estamos vestidas con ternos (vestidos nativos de México). Yo tenía casi cuatro años de edad, me veía tímida, sonriente y agarrándome del vestido de Mami; esta fotografía me recuerda lo mucho que la quería y cuánto me identificaba con ella. Siempre tuvo una fuerte presencia, recuerdo cómo me asombraban las historias que me contaba sobre las veces que escapó de la persecución religiosa en su país de origen y, cuando cumplí la edad suficiente, me contó sobre cómo escapó con mi tía de México. Para mí, Mami era una superheroína mexicana.

Mami falleció en 2003. No hay día que pase sin que piense en ella y los besos que le solía dar en la mejilla antes de ir a dormir. Su recuerdo y las tradiciones que nos dejó no se han desvanecido y espero que nunca lo hagan. Siempre existirá en mis pensamientos como la mujer hermosa y apasionada que fue y que admiro.

“Quiero rendirle homenaje en este taller, pues a pesar de que su vida no salió en los periódicos, ella es el ejemplo de cómo una mujer ordinaria puede lograr cambios extraordinarios en la vida de los demás. Es una mujer latina a seguir y es la razón por la cual estoy estudiando el posgrado y haciendo cumplir mis sueños. Considero que hay muchas Mamis en el mundo que ayudan a nuestras jóvenes hermanas latinas a salir adelante.”

Estoy segura de que muchas han contribuido al éxito de mis compañeras beneficiarias de las becas de la Fundación Chicana Latina. Muchas de nosotras ya nos estamos convirtiendo en modelos a seguir, pero no estaríamos aquí si no fuera por estas grandes mujeres que forman parte de nuestras vidas y que nos ayudan a ser fuertes y a tener fe en nosotras mismas. A través de este taller, espero rendirle homenaje a mi Mami y a través de ella a todas las demás Mamis que hay.

 

La cronista Azucena es una mujer chicana que creció en el área de la Bahía. Actualmente trabaja como consejera de jóvenes y niños de crianza. La historia de Azucena fue escrita durante el taller The Power of Storytelling (El poder de tu historia) de la Fundación Chicana Latina, CLF.

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