Familia


Yo no conocía el verdadero amor hasta que nació mi primer hijo...

Mis memorias


A veces me presiono mucho a mí misma, pero al final el trabajo duro me llena de satisfacción.

Me paro en los hombros


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Es maravilloso cómo la comida está unida a los recuerdos ——recuerdos que te pueden transportar a otro lugar y época.

Arroz con pollo



A pesar de una dura infancia en la que perdió a su madre muy joven en Nicaragua, Abuelita siguió luchando por una vida mejor.

La abuelita y la nieta


A pesar de estas interesantes medidas para silenciar al joven periquito, Lulú sobrevivió el viaje a San Francisco y vivió por muchos años. Aunque Lulú era una mascota de la familia, el ave pareció desarrollar un lazo muy fuerte con mi abuelito.

Abuelito, el hombre con una afinidad por los animales


Aunque el "dónde" y el "cómo" parecían diferentes, el "por qué" seguía siendo el mismo.

Sustento



A mamá le encantaba su cerveza y los Gigantes de San Francisco. Disfrutamos de muchas tardes calurosas de verano durante las barbacoas en el patio trasero con cerveza helada. Llevé a mamá a la Feria del Condado de Santa Clara un cálido mes de julio. Bebimos cerveza, comimos sándwiches de linguica y mazorcas de maíz demasiado cocidas, untadas con demasiada mantequilla y cubiertas con mucha sal.

Recordando a La Nena y a mí


La abuela María Moreno lo envolvió a él y a sus hermanos menores y partió a una parte del desierto de Arizona donde ella buscaría la dirección de Dios y Tío Tito comenzaría sus lecciones de guitarra con la escoba más cercana. Con el tiempo esa vieja escoba sería sustituida por una guitarra Gibson y muchas, muchas más.

Tío Tito (5 de Agosto 1949 – 22 de Julio ...


Mi madre, Manuela Huerta de Matute, nació de padres pobres inmigrantes mexicanos en 1913. Su padre, Albino Huerta, había sido reclutado de Mezquital del Oro, un pueblo muy pequeño en Zacatecas, México, para ayudar a construir los ferrocarriles como parte de la expansión económica del suroeste estadounidense. Era tan pobre […]

Mi madre, Manuela Huerta de Matute



Era 1956 y mi Tía Alicia, Tío Antonio y sus siete hijas eran trabajadores del campo que vivían en una choza de tres dormitorios y un baño en un enorme rancho de fresas cerca de la autopista 1, el Océano Pacífico, en la comunidad agrícola de Watsonville.

Sueños del rancho de fresas