Llegamos aquí en 1983 con cuatro hijos y seis maletas.
Nosotros veníamos con los papeles legales y todo pero a pesar de eso la vida completamente diferente. Habíamos dejado amigos, trabajos, las casas. Yo dejaba mi madre bien anciana. Y todo eso, pues, fue haciéndonos una nostalgia enorme por el pueblo de nosotros.