Cruzando la frontera “como ave fénix”


Cuando yo nací mi papa decía que yo no era su hija. Me agarraba de los pies y me aventaba de una cama a otra como cuando yo tenía 4 meses. Mas tarde emigraron a otra ciudad y en el camino en una cruda le dijo a mi mama que me regalara, y mi mama le dijo que no. Siguieron su camino hacia Uruapan, Michoacán.

El me humillaba. Me sacaba de la cocina y le decía a mi mama que no me diera comida. Mi mama me daba a escondidas de él, mis alimentos. Me despreciaba delante de mis primos. A los 12 años intento violarme. Me golpeaba.

Finalmente me case. Me vine a los E.U. Atravesé las montañas durante 3 días caminando. Yo traía un embarazo de 6 meses. Tenía que correr a la par de los demás. En esas carreras me caí, pero me volteé de espalda para no lastimar mi embarazo. Finalmente, el “coyote” nos dejó atrás y mi hermana perdió la pañalera de mi hijo de 8 meses que traía cargado mi esposo Jesús Guízar; así que veníamos sin agua ni leche para mi hijo.

“Bajaba las montañas sentada y cruzamos un rio a las 2 de la mañana. Yo sentí que por poco y me arrastra. Había víboras de cascabel. Las escuchamos, pero Dios es grande y nos ayudó a llegar a este país.”

Ahora tengo 4 hijos. Mi hija Myriam Zavalza termino la universidad y tiene un excelente trabajo. Ella sufrió mucho para terminar sus estudios ya que ella trabajaba y estudiaba. Tengo otra hija exitosa Paola Zaragoza y dos hijos excelentes. Dios es grande y no cabe duda que el que persevera alcanza.

Mi esposo se tomaba su pipi cuando cruzamos las montañas porque el traía cargado a mi hijo Kevin y ya no teníamos agua. Estuvo a punto de deshidratarse porque él venia cargando a nuestro hijo. Yo traía uno en el vientre y el con el otro en sus brazos.

 

La cronista Juana Álvarez Chávez escribió, “Soy Juana Chávez. Me dedico al hogar y soy de Cotija, Michoacán, México”.

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