Yo al cruzar la frontera una de tantas veces de ilegal viví tristezas sin sabores; hambres, sed, fríos, calores, pero conocí personas que me hacen ser más agradecida. Que hay problemas más serios, tristes. Por ejemplo, una madre cruzo con su niña recién nacida de días.
“Ya no tenía leche. Para calmarla mojaban papel en los charcos de agua y se los ponía en su boquita”.
Es triste pero nunca se me olvida. Varias veces cruce. Me ha tocado tener experiencias queriendo violarme más de una vez. Uno esta resignada. Al cabo de todos modos lo van hacer. Si te niegas te golpean, te dejan o te matan. Así es de triste. La mujer muchas veces tiene que aguantar como si fuera el pago por ser mujer. Así lo sentí muchas veces.
La cronista Azucena esta jubilada. Tiene 90 años y sigue de pie después de tantas experiencias.