Yo tengo tres hijos. Diecinueve, catorce y el más pequeño tiene trece. Los acaba de cumplir pero es autista. Mi hijo no habla. No tiene comunicación. He sentido mal porque hay rechazo con la sociedad, en las escuelas, en la familia. Es difícil vivirlo, entenderlo, porque he tenido con esto trece años. Pero doce años que han sido lo más difícil desde cuando lo diagnosticaron a mi hijo. Esta muy difícil no saber porque ¿Por qué viene todo esto? Y cada vez hay más niños.
En donde yo vivo, en mi calle, hay muchos niños especiales: Síndrome Down, autismo, problemas de retraso, para nosotros es difícil. Para mis hijos que son mayores que él lo aceptaron, lo entienden, lo quieren, pero ellos me preguntaron una vez ¿Porque nosotros?
Hay familias que tienen otros problemas pero para nosotros es difícil porque nosotros lo estamos viviendo. No es lo mismo verlo desde afuera a que lo vivas en tu casa. Es muy fácil decir ‘Oh, te comprendo.’ Es una de misión. Yo pudiendo comunicarme con él, quererlo entender– el mundo. Ahora mi hijo está entrando a la adolescencia y no sé que vaya a pasar.
Tiene ayuda. Está en el Centro Regional. Esta en clase especial. Dos días atrás me llego golpeado. Un día me lo mordieron dos veces. Me llego con los brazos grave. Mi hijo no habla. No sé que pase. La escuela anterior era una escuela de aquí del Distrito. Me lo tenían y me lo discriminaron. La maestra me lo puso en “time out” por más de seis horas. ¡Más de seis horas mi hijo estuvo en “time out”!
Yo peleé con el Distrito por eso es la razón que me lo pusieron en una escuela que es solamente para niños especiales. Yo sé que mucha gente batalla de otras maneras. Hay niños con autismo que no caminan. Hay niños con autismo que hablan. Hay niños con autismo que están muy mal. Mi hijo tiene un nivel medio. No está muy mal ni está bien. Repite palabras pero aun así es muy difícil.
Es muy difícil y yo quisiera saber al menos de que valórame. ¿Por qué viene todo esto? ¿Es la contaminación? ¿Son las vacunas? ¿Que es? Mis hijos me preguntan. Es lo que me duele más, que mis hijos me preguntan, ‘”Mamá, ¿por qué a nosotros? ¿Por qué?
Vivo en una zona donde tengo cerca el aeropuerto, tengo cerca el basurero. Pero ni las autoridades ni los doctores van a decir. Los doctores no van a decir que son las vacunas. Las autoridades no van a decir que es el basurero o es el aeropuerto. No van a decir. ¿Entonces quien nos ayuda?
“El tiempo no lo puedo regresar. El tiempo es esto. La situación ya la tengo. Tengo que saber vivir con la situación, día a día.”
Pero me caigo cuando pasa esto en la escuela. Cuando mi hijo el año pasado en el distrito escolar me lo discriminaron. La maestra de la escuela lo puso en “time out” por seis horas. ¡Seis horas! Cuando yo lo encontré, encontré a mi hijo descalzo, sucio, encerrado en un cuarto aparte, no le dieron lonche. Yo me puse y yo les dije ‘Con quien yo me tenga que enfrentar yo me voy a enfrentar. Si yo tengo que ir a Sacramento lo voy a hacer. Es un derecho. Ustedes están abusando a mi hijo.’
Entonces esa fue la situación que a mi hijo me lo pusieron en esta escuela. Me resolvió ‘next day.’ ¿Por que? Porque sabían en el problema que se habían metido y yo le tomé fotos a mi hijo. ¿Cuantas gentes más hay como yo? Yo les dije el otro día del meeting, ‘Yo no sé a dónde me tenga que enfrentar o donde me voy a meter pero mi hijo lo van a respetar. Porque mi hijo ha nacido aquí. Mi hijo tiene derechos. Es un derecho que tiene mi hijo y se lo están violando. Porque si yo le he hecho eso a mi hijo a mi me lo quitan. ¿Quien tiene la culpa en esto? ¿Todas las autoridades?
En mi casa a nuestro hijo, lo queremos, lo ayudamos. Mis hijos grandes lo quieren mucho. Tengo unos muy buenos hijos, gracias a Dios. El grande está en el colegio. Les encanta la música. Los dos están en la banda de jazz. Tocan saxófono, guitarra, están bien envueltos en el arte. Son buenos muchachos. Juegan futbol. Es de estar día a día trabajando con ellos. El rollo de una madre no es fácil. Tienes un hogar, tú sabes que tienes el esposo, la casa, los hijos, la comida, el trabajo y a veces siento que ya no puedo.
Pero pienso en mis hijos y digo, ‘tengo que seguir.’ Ellos son mi motor. Esa es mi manera de salir adelante: mis hijos, mi familia. Ese es el motor de mi vida, salir adelante, porque nosotros tenemos que cuidar a mi hijo. Mi mayor temor es ¿que va pasar cuando mi esposo y yo no estamos aquí? Eso es mi temor. Entonces por eso yo trato de mantener a mis hijos grandes unidos. Siempre les digo,
“Ustedes se tienen que querer, se tienen que respetar, se tienen que ayudar.”
Yo prefiero no tener papeles y ver a mi hijo bien. En mi país no hay toda las ayudas; escuelas como aquí. Allá hay un niño especial, no lo quieren en las escuelas. Le dicen ‘no lo mandes a la escuela.’ Gracias a Dios estamos aquí.
El primer año que fuimos a México tuvimos un accidente muy grave. Nos volteamos, mis tres hijos, mi esposo y yo, dimos seis vueltas, en la camioneta. Mi hijo mayor salió de la camioneta. El único (al) que (no) le paso absolutamente nada fue Andrés, el niño autista. Nada. Entonces me pongo a pensar ¿que hubiera pasado que todos estuvieran muertos y el hubiera quedado?
La cronista Rosa compartió su historia en el taller Compartiendo Historias de La Experiencia Latina que se llevo acabo en la biblioteca pública César Chávez en Oakland, Ca. Ella nos dice, “Yo soy una mujer fuerte, luchadora y me dedico 100% a mi familia y (soy) 100% mexicana!”