Méndez


Mi nombre es Catalina González y vengo de México, cerca de México, mi población Macuyuli… yo vine hacia acá, a Santa María (Ca.), porque quería recibir ayuda para mi niño. Pues, gracias a dios porque estoy aquí, pues estoy echando ganas con mi niño, y como soy madre soltera, porque no pude estar mejor, mi pareja me dejó; y me quedé y él piensa que yo voy a dejar mi niño también, como él lo dejó. Sin embargo, yo no pude dejarlo; y él sí. Él sigue amenazándome, diciendo que si yo, si yo fuera con otra persona, él va a recoger mi niño; pero como yo no quiero hacer eso, porque yo no pude hacerlo por el primero niño que yo tuve.

Porque si él fueras así, muy feliz con mi niño, no creo que voy a estar así, dejando a él. Yo iba, yo voy a quererlo más. A qué él no me va a decir que: yo no te quiero; pero yo si te voy a querer porque me quiere mi niño. Pero si no quiso querer a mi niño y él siempre quería que yo, que yo dar más cariños a él, que no me falta nadas a él. Tengo que llevarlo donde estas. Llevar todo lo que él necesita, y mi niño también, que pues hacerlo, cosa lo que él necesita, si no tiene ropa o su toalla, pues mi niño tiene que hacerlo.

¿Qué quería él? Como yo me sentía mal, porque yo lo quieres a él…lo voy…lo compra, lo traje cosa para él; pues si él no le gusta, porque cuando yo le digo, que él haga como yo. Quiero que venga a comer, que venga a acariñar los niño y, que yo haciera lo que yo estoy haciendo en la cocina.

“Pero siempre me dice que soy mujer, tengo que hacerlo, tengo que cuidar a los niños, tengo atender a él.”

Pues, yo como que me sentí mal, porque a mí, una vez cuando me alivia, el otro tercero niño casi me mata, el otro niño más grande, porque el niño más grande estaba jugando con el otro…el niño medio, y cabo de salir del hospital, me llegué acostarme, y llegó el niño, jugando y se subió encima de mí, y pues allí…todavía tenía bola de mi pansa. Cuando cayó en mi pansa, pues me sentí dolor y sentí mareada.

Y le dije, me levanté y me mires a él y estabas allí, le digo –¿por qué me está haciendo así? – le digo –, ¿por qué no quieres hacer caso y sacar mi niño afuera? – le digo.

– ¿Pues un niño…qué te hicieron? Ahorita lo voy a sacar – , pero, nomás dice. Nomás le voy a sacar ratitos, allí en la sala, y luego se regresan otra vez.

Pues, le digo – si no me quiere cuidar, llévatelo con la niñera – . Él lo llevabas allá, ¿qué no lo quiere cuidar? Pero todos lo perdone yo.

– ¿A sí?  – le digo – está bien, si él quieres hacer, pues, yo no le doy de comer – .

Pues a veces me da muchos corajes con él. No me siento nada bien porque nunca no me compran cosa que necesita él de comer o quiero comer diferente comida. O yo trajes eso o voy a cambiar mi cheque, y luego le voy a traer eso. Nunca: ¿no quieres hacer eso? Pues le digo; y la última vez que comenzar hacerlo, parte de su prima, que cuando yo no estoy, se empiezan a platicar y juntar chisme que están oyendo por mí.

Y siempre seguía, seguía. Una vez, que llego del trabajo, y la segunda vez, que llego hospital, pero que yo le avisé, le dije – cuide mi niño, me voy al hospital a visitar una comadre – y le digo.

Y él me decía – okay, está bien, lo cuido – , pero, bien, bien, que me contestó “cuidar”.

Cuando yo me bajé del carro a irme de visitar a mi comadre, y cuando me sonó el sonido atrás de mí, cuando me golpea, pues allí iba él.

Y le digo – ¡qué hombre, qué no se puede quedar con mi niño! ¿Dónde lo dejo, lo dejo con su prima o dónde?, y es mi bebé, es bebé, ¡apenas nació! – le digo. Pues, está bien lo que ellos hacen. Llegué y ya no le hablé. Nada. No le hablé.

– ¿Él bebe cómo está? – dijo.

– Está bien.

– Okay.

Por qué, nomás fui al hospital y regresé y llegué a la casa, y se pasó una semana; y estoy poniendo su lonches, haciendo todo lo que yo pueda. Y él quería que yo dejara onde está durmiendo, o yo le levanto, o le voy a llevar onde está su lonche; pero yo no lo llevo. Le digo, – Yo no lo voy llevarte. Ya miró dónde lo pongo el lonche, pues allí lo vas a levantar. Pues de allí, o si, ¿eso es lo que quiere? Porque es un hombre muy calmado. No se enojaba, cuando apenas me junté con él, y él piensa así, llegaba y comía la comida, lo que quedaba. Si no hay, nomás y lo pone su tortilla y comía.

“Y pues yo le digo, por qué vas a cambiar mucho, por qué vas a decir que no le gusta tortilla que estoy haciendo y por qué me pide tortilla caliente si ya sabes que yo no puedes hacerlo; pero yo me gusta más los calientes, recién hecho; pero ya sabes que yo puedes hacerlo, porque tengo bebé. Ya…pues…hacerlo.”

Allí hay, comételo. Ya lo calenté pues comilla eso y paso unos cuantos días. Siempre está poniendo celoso, diciendo que yo ando con otra y llegue pregunta a mi niño más grande, dice que donde fueron, dice. Fuimos a la tienda. ¿De verdad que fueron comer con alguien más? No…dice mi niño.

Dime de verdad…o si…eso es lo que me escuche, que me dijeron, como unos chisme pues, porque no estoy seguro que si mi niño me había dicho eso. Sobre de que esa palabra que yo me fui comer. Comer con otra persona, que es papá de mi niño más grande. Pero…yo no sabía que el ibas a hacer así conmigo. Yo llegue, me fui, agarrarla una medicina de mi niño, cuando regrese a la case y él no. Yo no sabía que él está en la casa. Yo pensó que el salió, y se fue, y todavía no regresas.

 

La cronista Catalina González es de México y madre indígena soltera de tres niños.

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