Luchando y aprendiendo


Soy María Rubio, soy nacida en el Distrito Federal. Mis padres son de Morelia, de un rancho llamado La Agua Caliente. Se fueron a vivir a México, D.F. Yo nací allí. Conocí a mi esposo en Morelia, Michoacán. Él era soldado, lo conocí de civil, y de allí, de Morelia, nos venimos para Estados Unidos.

Nos venimos por el cerro, cruzamos el cerro, pues, así como todo inmigrante que a veces cruza por el cerro. Cuidándonos de los helicópteros de inmigración. De ante mano, yo no sabía que estaba embarazada. Y ya me di cuenta que estaba embarazada cuando llegué a Estados Unidos, porque me dijeron que tenía tres meses de embarazo. Crucé embarazada, realmente sin agua, sin que comer, pues yo era la última siempre en quedarme, y yo les decía – pues váyanse, váyanse. Por qué, no me importa que me quede aquí, que me agarren, pero yo ya no soporto, ya no aguanto seguir caminando. Me iban jalando, y pues por fin fue como pude llegar a este país, mi esposo y yo.

Llegamos a Fresno. El coyote que nos trajo de Los Ángeles a Fresno, nos dejó en su casa, pero cuando el dueño supo que nosotros vivíamos allí, a mí el señor, el dueño de la casa, me dijo que si me quería ir con él.

— Tú puedes venirte conmigo y vas a ganar mucho dinero, y vamos a… — no recuerdo el nombre del condado que me quería llevar, pero me dijo que allá hay una casa donde muchas mujeres.

— Y tú vas a ganar mucho dinero — dice — , pero puedes nomás a venir tu sola, no con tu esposo.

Y yo le dije no, le digo yo no quiero. Y estaba embarazada, ¿verdad? Y le digo, yo no quiero, y de allí, la persona que, el coyote con el que estábamos en su casa, pues la señora no era buena, al último nos corrió. Pues no teníamos como pagar pues de recién llegados.

“Crucé embarazada, realmente sin agua, sin que comer, pues yo era la última siempre en quedarme, y yo les decía –pues váyanse, váyanse. Por qué, no me importa que me quede aquí, que me agarren, pero yo ya no soporto, ya no aguanto seguir caminando. Me iban jalando, y pues por fin fue como pude llegar a este país, mi esposo y yo.”

En servicio sociales después, yo encontré a una señora que nos contamos nuestras vidas, y ella me tendió la mano en su casa, sin conocerme, me dijo — vente, te ofrezco mi casa.

Y me ofreció su casa, nos trajo a Firebaugh, a vivir a Firebaugh porque estábamos en Fresno, nos llevó a Firebaugh, y, pero mucho antes de esto, antes de que conociera esa señora, pues en el transcurso del tiempo que estábamos en Fresno, mi esposo conoció a un muchacho, pero a él no lo dejaban dormir adentro de la casa y él dormía en el carro. Y yo si dormí adentro, ¿verdad?, en el suelo, no importaba; pero dormía debajo de un techo y él pues dormía en el carro.

Luego, pues ya en el último tampoco teníamos donde vivir. Una semana nos quedamos en un hotel, una persona también nos pagó el hotel. Duré como yo creo como tres meses comiendo pura sopa de la Maruchan con agua esa de la llave del baño y galletas. Tres meses así en el embarazo, y fue cuando después conocí a esta señora. Nos llevó a Firebaugh. Viví en su casa. Llegue, me compro ropa, zapatos, nos dio que comer y que vestir.

Después, cuando salimos de allí fuimos a vivir a otro, a un cuartito bien feo, onde nada más había techos de lámina que tenía hoyos y cuando llovía le pasaba el agua. Ya había nacido mi bebe y había ratas grandotas y ratones. Teníamos un refrigerador viejo.

Cuando después estuvimos con la señora, pero ya después de allí nos salimos de con ella, y nos, por qué su tía según nos había ofrecido un cuarto, pero pues de malas condiciones. Y nos hacía pagar, pues cien dólares, creo, ciento cincuenta de renta. y pues, dísquenos ofreciendo la mano, pues nos dieron un refrigerador, pero ya oxidado, un colchón pues ya bien acabado, y trastes, pues ya viejitos en muy malas condiciones. Y pues no teníamos, era un cuarto pues de mala racha, pues no tenía ventilación. Para lavar la ropa tenía que, mi esposo hizo como un tipo de lavadero, pero de pura madera vieja. Y allí lavaba la ropita de mi hijo, mi ropa y este, pues no teníamos calentón, no teníamos aire acondicionado. El trataba de que pues, aunque estuviera bien en malas condiciones, pues, de que no nos cayera la agua, y este pues yo no, es que yo no sabía nada. Hasta que me dijeron que había un programa que se llama la Housing Authority. Entonces, ya después me dijeron y fui a aplicar para la Housing Authority.

Después de allí nos salimos y nos fuimos a otra casa de arrimados también. Pero como dice el dicho: al muerto y al arrimado a los tres días apesta. Y pues sí es cierto, pues la señora, no estaba muy bien con su esposo, y al último también se desquitaba con nosotros. Y pues al último, pues ya pudimos agarrar un apartamento por nosotros mismos, que nos cobraban trescientos dólares. Estaba no como el primero, en malas condiciones, pero será un dos que tres, que más mejor.

Pero ya después fui aplicar a la Housing Authority. Y ya de la Housing Authority me llamaron, y es vivienda pública, y ya de allí fue como pudimos agarrar ya algo más mejorcito. De la Housing Authority nos dieron nuestro apartamento, nuestra casita. Son casitas dúplex, de este de dos recámaras, su cocina, su sala, ¿y su baño verdad?

Ya vivíamos en mejores condiciones, mi esposo trabajando en el campo, pues yo también trabajando en el campo. Sufrimos muchas, como comentaba hace rato, muchas anomalías en el campo. Por qué, pues en sí uno no sabe sus derechos, no sabe cómo defenderse en forma de inteligencias y nosotros como siempre reaccionar en forma de como el instinto del ser humano que lo atacan y como que uno quiero hacer lo mismo, ¿verdad?, porque, pues le están haciendo daño a uno. Lo que uno quiere na más es trabajar. Uno va a trabajar, uno no va hacerle daño a mi compañera o al compañero. Yo estoy haciendo lo mismo que mi otro compañero, o compañera. Y yo no tengo por qué ir a pelear. Yo lo que quiero es trabajar, porque yo lo necesito. Si trabajo es por necesidad, no es porque yo no necesite trabajar y pues así estuvimos trabajando.

Yo estaba trabajando por que tenía un niño, podía trabajar, y después pues como ya tuve cinco niños, ya no pude trabajar, y ya se me hizo más duro. Por qué pues, pues es que hay que pagar el babi sitter y a veces si hay guarderías de gobierno, pero como allí donde yo vivo en Madera, ahorita vivo en Madera, pues tienes que estar en lista de espera, y hasta que te llamen para que puedas llevar al niño. Y pues tienes que llevarlo y traerlo, y si no lo sacas en la hora que te dicen ellos, entonces este, después, dicen que se los llevan al CPS (Servicio de Protección Al Menor). Y pues, también hay que buscar alguien quien, pues quien haga eso, esa ayuda por uno ¿verdad? Y pues, mucho enredo. Mejor ya me dediqué más a mis hijos, ama de casa y mi esposo trabaja en el campo. Y estoy, apenas me metí a la organización de Líderes Campesinas.

Aquí en Líderes Campesinas, estoy aprendiendo mucho. Sobre todo, de muchos derechos, muchas agencias, muchos talleres. Y a compartir lo que uno sepa con otras personas. Si aquella persona necesita ayuda, y si uno le puede ayudar en forma de como referirlo, pues uno lo hace y para eso estamos, creo, para ayudarnos, uno a los otros. Por qué él que diga que no necesita ayuda, pues siento que no es verdad. Y no nos tomamos unos con otros porque, desgraciadamente, el hispano y el latino casi siempre nos queremos comer entre nosotros mismos; y no se trate de comernos, se trate de ayudarnos.

 

La cronista María Rubio es ama de casa y pertenece a la organizacion de Lideres Campesinas. Ella es de México.

Related Posts

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *