La niña invisible: Una historia de trauma, violencia y alcoholismos


Mi historia tiene que ver con el trauma, la violencia intrafamiliar, el alcoholismo y una primera generación chicana que trata sobresalir a pesar de las muchas barreras.

Mi mamá nació y creció en México, en un pequeño ranchito afuera de Guadalajara, Jalisco. No tuvo educación y apenas y aprendió a leer y a escribir. Mi papá venía de una familia rica y educada. Él nació en Zacatecas, pero se mudó a Durango cuando mis abuelos se separaron. Mi abuela dejó a mi abuelo porque era abusivo, bebía mucho y era un mujeriego. Años después, todo esto cobró sentido para mí.

Mis padres se conocieron en Long Beach, California. Salieron juntos y se casaron pronto, después de seis meses. Pronto tuvieron a mi hermana mayor y formaron una familia.

“Mi mamá se tuvo que ajustar a su temperamento y forma de ser.”

Poco después de que yo naciera, nos mudamos a Lake Elsinore, California, en donde vivimos durante muchos años. Esto fue cuando todo cambió.

Mi papá comenzó a beber cada vez más. Después, se hizo alcohólico y tenía problemas para mantener un trabajo. Mi mamá tenía entre dos y tres trabajos para darnos un techo y poner comida en la mesa. Aguantamos ver peleas, ver a mi mamá moreteada y abusada. Vivíamos en caos y miedo. Incluso así, mi mamá no se iba por amor, por tradición, por mantener a su familia unida, porque decía que él estaba enfermo. Es por esto que vimos mucho trauma. Él se fue cuando yo tenía 14 años para rehabilitarse en México, con su familia. Cuando le dije adiós no sabía si lo volvería a ver. Pero, necesitaba que se fuera; necesitaba que el caos terminara. Me di cuenta que había un conflicto en mí. Una parte de mí lo odiaba y otra parte de mi lo amaba.

Cuando me gradué de la preparatoria, mi papá regresó. Para entonces, estábamos lastimados y enojados. Mis hermanas se casaron jóvenes y tuvieron hijos. Mi hermana mayor batalló contra el abuso de sustancias y abandonó un matrimonio abusivo en el que estaba. Yo estaba preparándome para comenzar la universidad. Recuerdo quedarme en los dormitorios durante el verano y sentir paz y tranquilidad. Mi hermana, después de haber dejado a su esposo, se mudó con nosotros habiendo causado caos por su abuso a las sustancias. Así que irme a la universidad fue un sueño.

Sin embargo, durante el otoño tuve que hacer un trayecto diario entre mi casa y la escuela para no dejar a mi mamá.

“Las dificultades pronto llegarían porque mis padres no entendían la vida universitaria y yo no podía explicarla. Después de dos años de hacer el trayecto diario, me mudé  más cerca de la escuela. Los dos años fueron los más difíciles porque estaba lidiando con problemas familiares y tratando de aprender a ser una estudiante universitaria.”

Sentía como si no tuviera objetivo de sobrevivir en la universidad.

Después de mi tercer año de universidad cuando tenía 21, mi papá falleció a causa del alcoholismo.

El novio que tuve de los 18 a los 24 años de edad me ayudó a superarlo y me apegué mucho a él. Esta fue una relación que me enseñó mucho. Incluso así, fue una relación que se convirtió en abuso verbal y emocional, una relación que después tuve que dejar y luchar para ser fuerte. Fue una época dura. Entendí por qué mi mamá no dejaba a mi papá y odiaba entenderla.

Tiempo después, batallé por encontrarme a mí misma y curarme de todo el trauma. Esto no termina con el final, sino con el principio. El principio de mi curación.

Hace poco me gradué de USC con una maestría en trabajo social. Mi educación y trabajo en este campo me salvaron. Me ayudó aprender a comenzar a curarme y me permitió trabajar hacia la justicia social y a ponerle un fin a la violencia contra mujeres.

 

La cronista Sandra Martinez Hernández es de Los Ángeles, California. Soy una trabajadora social. Hace poco, obtuve mi maestría en trabajo social de USC. Soy feminista, activista, tía, hija, amiga y hermana. Trabajo hacia la justicia social y para ponerle un fin a la violencia contra las mujeres. Trabajo con víctimas de violencia intrafamiliar y agresión sexual y espero lograr una diferencia en la vida de alguien.

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