Mi nombre es María de Jesús Lara Lemus, pero al crecer en los EE.UU. mi nombre cambió a Maria Lara, sin acento, sin segundo nombre. Conforme me mudé una y otra vez de México y EE.UU., me di cuenta de la importancia de la educación; sin embargo, a pesar de estar un país de primer mundo como éste, no recibí la mejor educación: no aprendía nada. Únicamente pasaba al siguiente grado y, en mi tercer año, me dijeron que no iba a graduarme a tiempo. Al principio, yo me sentí molesta, no porque me iba de la escuela sino porque dejaba a mis amigos atrás; sin embargo, estaba feliz de dejar la escuela que sólo me había dejado de lado.
Entré en un programa para ir al Colegio/Escuela Secundaria que me dio una segunda oportunidad, una oportunidad que me hizo despertar.
“Comencé a aprender tanto que se desató mi curiosidad.”
Pasé de simplemente ir a la escuela porque era obligatorio, a ver una solución a los problemas en mi comunidad. Comprendí que ir a la escuela era la solución para ayudar a mi comunidad. Comencé a trabajar como voluntaria y eso abrió mis ojos aún más a los otros problemas que enfrenta mi comunidad; falta de una buena educación, acceso a atención médica y conceptos básicos que tienen que ver con la seguridad, etc.
A mi comunidad aún le falta un largo camino por recorrer, y es por ello que mi misión se ha convertido en abogar por comunidades como la mía. Soy estudiante, una estudiante que quiere que las comunidades de bajos ingresos florezcan. Como estudiante, estoy solicitando una transferencia. Quiero que mis logros inspiren a otros, quiero cambiar las cosas para mejorar la calidad de vida de otras personas que también han sido dejados de lado.
La cronista Maria Lara es una activista estudiantil que vive en el este de la bahía de San Francisco, Ca.
