No pido disculpa


¿

Por dónde empiezo? Cuanto más vieja me hago y más trabajo en una comunidad que me representa, más veo las injusticias que tengo que enfrentar. Abogar por los demás parece haber sido siempre mi vocación.  En medio de todo olvido abogar por mí. Me detengo a mirar a mi entorno esas hermosas caras negras y latinas que necesitan ser escuchadas. Escucho, oigo esas respiraciones profundas tomadas por lo agotados que están. Asintiendo con el acuerdo de que este mundo en el que vivimos es triste, frustrante y se deja para dejarnos rotos. Me siento a preguntarme cuantas veces; desearía tener lo mismo.

Esto me enoja porque este pensamiento y proceso siempre me deja sin respuesta. A veces, el agotamiento de explicar, luchar y educar me enoja. Me detengo a pensar en el privilegio que nunca tuve. ¡Me molestas, si! Estoy cansada de vivir en un cuerpo, lenguaje, un trabajo que nunca podría llamar hogar. He aprendido a acomodarme a la sociedad eurocéntrica, cis género sociedad patriarcal en la que he estado destinada a morir. Sobreviví y sigo ganando estas batallas. No sé cómo me despierto para hacerlo todos los días, pero lo hago. Tal vez mi terapeuta ayude. Tal vez sea mi pareja, tal vez sea la idea de que un día me despertaré y soy yo quien ayudó a arreglarlo.

Estoy ayudando. Estoy encontrando maneras de educar a los que me rodean. Estoy compartiendo mis herramientas en mi cinturón de herramientas, mientras construyo una casa. He aprendido que dictar no es de ayuda para nadie;

“he aprendido que proporcionar a las personas su propio cinturón de herramientas y permitirles encontrar maneras de obtener las herramientas es una manera que mi conocimiento sigue extendiéndose.”

Sigo aprendiendo, enseñando y cometiendo errores. No me arrepiento de mis errores. No me arrepiento del espacio que ocupo. No me arrepiento de mi pasado. No me arrepiento si te ofendí y no me arrepiento de esta historia.

Soy un producto de mi pasado y entorno. Soy un producto de mi futuro y de las semillas que plante. Todavía estoy aprendiendo y todavía fallando. Seguiré enseñando y luchando. Voy estar cansada: yo seré yo.

 

La cronista G. Amaya no proporciono biografía.

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