Ok, mi nombre es Eva y yo vengo del valle, de Huron, California; pero antes yo vivía en Brawley, California. Y mi mamá me metió en la escuela allí en Huron. Las otras niñas pensaban en que yo era de México y me decían: vete pa’ tu México, onde debes de estar. Y a veces hasta me echaban las cosas encima, y eso era en el sixth grade. Después ya, me gradúe de la escuela y me metieron a la middle school.
Y allá también eran pleitos porque, según, no querían a los mexicanos. Y me peleaba en middle school. Y una vez me pelee, porque me estaban diciendo que mi mamá era, pues, que nosotros no éramos de los Estados Unidos. Y me pelea en la escuela y ya no quise ir a la escuela, mejor me metí a trabajar a los trece años en el fil, y anduve en la limpia. Y después se vino la lechuga, y una tía dijo: ¿quieres trabajar en la lechuga? Le dije sí y, pues, yo tenía apenas trece años, y me llevó allá a las máquinas de lechuga. Y pues, yo no sabía ni cómo se agarraba la lechuga, o sea, nos llenaban, allí onde estábamos paradas, se nos llenaban de lechuga, y llegaba a la casa llorando porque pues, porque me daban mucha carilla. Y me decía mi mamá, pues ya no vayas. Y, yo no, yo seguía yendo y yendo hasta los diez y siete.
Ya cuando cumplí los diez y ocho, le dije, sabes qué ama, yo me voy a ir pa’ Salinas a seguir la corrida. Y me vine y tuve casi como 25 años trabajando en la lechuga y… y ya no fui a la escuela. Y ya, pues me casé con mi primer esposo. Tuve un niño, porque ya tenía yo un niño. Tuve mi segundo niño y no, no la hicimos. Me separé de él. Y seguí yo trabajando, trabajando para mantener a mis dos niños.
Después salí embarazada de una niña y los niños se quedaron con mi mamá. Yo me llevé la niña, hasta que conocí a mi esposo, con el que estoy ahorita. Y ya tengo veintitrés años con él. Y pues, sí, ya sufrí mucho, porque él, a la vez, él está aquí, yo estoy en Huron, y a veces no nos miramos por dos o tres meses.
Pero todos los días me habla.
“Y así fue mi vida de infante, fue puro trabajar en el fil; toda mi vida.”
Él es de Guanajuato, y le digo que tiene que buscar un trabajo que no te haga daño con el tiempo, porque ahorita yo tengo diabetes, artritis, alta presión, colesterol, el estrés, ansiedad, ¿no? Tengo todo yo ahorita.
Y le digo, que no me gustaría que también tuviera en mi lugar. Él dice que no, que él quiere seguir, porque él es cortador de brócoli, aquí en Salinas, y ya también tiene como veinte años trabajando en eso.
Y a veces le digo — Ay, mejor vámonos pa’ México—.
Y dice — Y tú qué vas hacer allá.
— Aquí, pues la vida es bien dura — le digo. Tal vez…y dice que yo, como quiera ya estoy agarrando seguro. Porque yo me lastimé en la lechuga, y ya no me dejaron trabajar, y ya pues, con el diabetes y el artritis, pues ya no puedo trabajar yo muy bien.
Pues, yo le digo a él, pero él dice que no. Como mi mamá, ella había comprado una casa en Huron, y ahora que murió, pues me la dieron a mí. Y dice,
— No. Mejor aquí nos quedamos en la casa y a crear a nuestras —…porque tengo, tenemos, cuatro nietas, y dice mejor aquí nos quedamos con las niñas. Dice — ¿Qué vamos a hacer allá?
Pero sí se sufrió bastante, y pues, ahorita aquí ando con Líderes, y me dice que aquí no me agarra tanto el estrés. Porque hay días que, nomás me cierro en mi cuarto y no quiero salir, me la llevo llorando, y sí, se me ha puesto bien mala; y es todo.
La cronista Eva tiene mamá Norte Americana y papá mexicano. Nació en Arlington, California. Habla más español que inglés. Empezó a trabajar en el campo a los 13 años. Es casada y su esposo es de México.