Teniendo una voz propia


Una característica particular que tengo es que soy muy tímida; sin embargo, me encanta ayudar a la gente. Al trabajar con la enorme comunidad latina y con los abogados que luchan por los derechos de los inquilinos, he descubierto que soy una persona muy altruista, cuando se da la oportunidad, ayudo a traducir o a dar información que sea de mi conocimiento. Me gusta compartir.

Muchos migrantes indocumentados suelen tener miedo, pero creo que es algo que he visto desde que escuchaba la historia de mi madre, una y otra vez, su miedo no sólo como mujer sino también como indocumentada que vivía con una pareja abusiva que le inculcó el miedo de buscar ayuda. Me hizo darme cuenta de cuánta ayuda necesitan nuestras latinas de primera generación o indocumentadas. Además, me gusta ayudar a mi comunidad latina porque, cuando recuerdo a mi mamá, sé que está muy orgullosa de ver a su tímida hija tener un gran impacto sobre su propia comunidad, ayudando desinteresadamente. Cada vez que, en mis pensamientos, veo el rostro de mi madre, quien no tuvo la oportunidad de tener una voz, y sé que ella estaría feliz de verme cambiar de ser callada a ayudar la gente en voz alta.

Otra historia que probablemente es la experiencia que me cambió la vida fue ir a la Universidad de California, en Riverside al Puente Connection, porque siempre he dudado de mi capacidad de hacer más, simplemente porque siempre he sido tímida y nunca pensé que entraría en el programa. El día que recibí un correo electrónico que decía: ¡Felicidades! Usted ha sido elegido como uno de los 50 estudiantes para asistir a Puente Connection…, lo único que pensaba era ¿por qué aplique? Si yo no soy líder en mi comunidad ni en mi colegio comunitario. Mi hermana me dijo:

“Fuiste escogida por una razón, confía en ti misma.”

Llegó el día de irme y pensé en lo mucho que iba a extrañar a mi familia. Pensé en cada excusa que existe para no ir porque, en el fondo de mi corazón, sentía que estaba tomando el lugar de alguien que se lo merecía más. Me sentía muy confundida en todos los sentidos. Estaba emocionada, pero aún confundida, y a lo largo de toda la Conferencia me di cuenta de que he sido una líder toda mi vida, y sólo porque soy tímida no quiere decir que no tengo carácter de líder, esos eran mis pensamientos. Regresé como una mujer capaz y motivada porque ya no estaba sola. Las 50 personas se convirtieron en mi gran apoyo.

Ahora he comenzado a trabajar como voluntaria en una clínica que ofrece asesoría en la defensa de los derechos de vivienda para familias de bajos ingresos y minorías. Soy traductora y me encanta.

 

La cronista Claudia Linares Ramirez es una activista estudiantil de Oakland.

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