Mi compromiso con este trabajo también es un compromiso con mi comunidad, con mi familia y conmigo misma. El camino en el que estoy actualmente para convertirme en educadora bilingüe, y observar esta función desde una perspectiva de justicia social es algo particularmente personal e importante en mi corazón.
Cuando me mudé con mis padres de un barrio urbano, y étnicamente diverso, en Queens, Nueva York, a una ciudad en los suburbios de Nueva Jersey con gente blanca de clase media, sentí un choque cultural que nunca olvidaré. Yo era una de los dos únicos estudiantes latinos en mi escuela, y me sentí muy diferente de mis compañeros. Ser tolerante no es lo mismo que ser incluyente y, desde luego, no es lo mismo que ser celebrado. La única vez que me he sentido celebrada fue durante los veranos que pasé en Costa Rica visitando a la familia de mi madre.
“Sentir el español a mi alrededor, la familia y el cariño, representó todo para mí. Fue ahí donde florecí, me sentía presente y viva.”
Considero que mi experiencia personal con respecto a este choque cultural es algo con lo que muchas(os) latinas(os) pueden relacionarse. En la cultura escolar se intenta empujar a los estudiantes a encontrar salidas rápidas en inglés, hay expectativas bajas de lo que pueden lograr y se resta valor a su lengua y cultura nativas. Quiero que los estudiantes latinos en los EE.UU. sepan lo que se siente estudiar en español y se sientan seguros y orgullosos.
Me veo a mi misma como alguien dispuesta a expandir su comprensión de las reglas del juego, con el fin de permitir que otros exploren su curiosidad en el mundo, y encuentren la manera de influir en ellos mismos.
Mi compromiso al enseñar en pro de la justicia social es defender a mis alumnos y a sus familias. Debo ser consciente, estar presente y dispuesta a ser vulnerable para poder construir relaciones juntos, y poder llevar a cabo este trabajo unidos. Asimismo, debo ser consciente de las pequeñas agresiones que surgen en nuestra escuela, incluso en el aula de clases, y debemos ponerlas en la mesa para discutirlas y resolverlas con los alumnos para poder encontrar la manera de mitigarlas juntos.
“Más importante aún es que mi trabajo no se trata de “ellos” ni “de mí”, se trata de “nosotros”, unidos en la solidaridad.”
La cronista Melissa Grasso redactó esta historia durante el taller El sentipensamiento de una maestra realizado en San Francisco, California.
Palabras que alegran al corazón ,saber que eres una gran persona .orgullosa de ser latina saludos desde Brooklyn. Soy mynor saludos 🤗 melissa pura vida 💛
Excelente prima… que palabras mas motivadoras y hermosas… sigue adelante con tus proyectos que llegaras muy muy lejos. FELICIDADES !!!!
Melissa….Yo como su Madre me siento tan orgullosa de que usted logre sus metas. Eres una emprendedora, una guerrera.
Love you.
Excelente artículo !!!
Celebro el día de la mujer y de las jóvenes valientes como ella que quieren mejor al mundo con su trabajo