Las Guadalupes


© 1978 Yolanda Lopez

Mi trabajo como artista es crear un ambiente de alfabetización visual porque si no tenemos esa alfabetización visual nos sentiremos inútiles, como si estuviéramos atorados. Me interesa mucho la cultura popular porque de verdad creo que la cultura popular impulsada por los corporativos y la mercadotecnia es la cultura de los Estados Unidos. Se percibe como cultura porque es de ahí de donde obtenemos nuestros valores.

Realicé el tríptico Las Guadalupes para la presentación de mi maestría en Bellas Artes. En los 70 surgió la segunda ola del feminismo, que fue cuando yo estaba en la escuela de maestría. Todo estaba orientado a la costa este y en general a una mayoría de mujeres de la clase media alta, sin incluir en absoluto a las mujeres de color o de la clase trabajadora. Descubrí en ese entonces Ways of Seeing de John Berger*, el cual fue muy revelatorio. Todo esto estaba circulando y había un libro sobre lenguaje corporal, sobre cómo nos vemos y representamos a nosotros mismos.  Entonces eché un vistazo más de cerca a nuestro movimiento chicano para ver cómo nos representábamos y descubrí a la virgen de Guadalupe.

Aunque no lo crean, me habían bautizado en la iglesia de Guadalupe en San Diego, ubicada justo afuera de Logan Heights. Incluso fui al catecismo. Mi mamá nos metió a una guardería de monjas católicas; algunas de ellas le preguntaron a mi mamá si quería que criaran a sus hijas bajo la enseñanza católica. Mi mamá se dio cuenta de que el costo por matrícula dependía de los ingresos que uno tenía y que tenían un horario muy conveniente, así que les contestó que sí. Como muchos niños, yo fui una verdadera creyente por un tiempo.  En la adolescencia, cuando los adolescentes cuestionan todo, nada es sagrado y todo eso como que se disipó. Mi familia nunca fue a misa, no pertenecíamos a una iglesia, no teníamos iconos cristianos, ni budas ni tipos en la cruz. No había nada de eso en mi casa. Aunque tuve tutoría en la cristiandad, yo sabía muy bien que no era cristiana. Nunca nadie mencionó a Dios. No obstante, la ética era una esencia muy poderosa en mi familia ya que siempre había un matiz ético en todo lo que hacíamos. Mi abuela apoyaba a los trabajadores del campo.

Al ver imágenes de mujeres, yo pensaba vamos a ver qué es lo que estamos haciendo en el movimiento chicano. Como yo no estaba apegada emocionalmente a la virgen de Guadalupe, pude ver lo que ella significaba en la iconografía de la cristiandad mexico-estadounidense. Cuándo muestro mis Guadalupes, también muestro la imagen original de la virgen de Guadalupe en donde viste de largo y hasta los pies, ocultando así el cuerpo del espectador. Ella viste de rosa con un cinturón hasta su bodice. La virgen no habría podido caminar con ese manto, aunque también tiene un manto que muestra la noche y las estrellas mientras ella está de pie sobre la luna creciente.

En la parte baja, hay también un ángel que parece ser un español de mediana edad. ¿Qué está haciendo? La gente presume que él la sostiene, pero no es así. Más bien, tiene una mano en su vestido y la otra en el manto. ¡Es como si estuviera impidiendo que se vaya! La gente ha vivido con esta imagen pero realmente no la han observado.

Al hacer el tríptico, quise rendir homenaje a las mujeres de la clase trabajadora. La primera imagen es de mi madre trabajando en una máquina de coser industrial en donde está haciendo ella misma su propio manto estrellado. No tiene que estar esperando a que nadie le conceda este manto, sino que ella misma es una mujer trabajadora haciendo su propio manto.

La otra mujer a la que represento es mi abuela de 82 años de edad que aparece sentada en un banquito con su manto estrellado y un vestido rosa, con su broche habitual en forma de luna cresciente y los rayos del sol detrás de ella.

El tercer retrato en el tríptico de Las Guadalupes es el mío en ese entonces cuando había comenzado a correr y sentía que era muy liberador. El vestido está ligeramente arriba para poder ver las piernas y rodillas, a modo de que es funcional, es decir, hay un cuerpo dentro del vestido y alguien que se mueve.

Lo que impacta a la gente de esta pintura es que la virgen de Guadalupe muestra entusiasmo, es decir, le encanta su libertad, ser ella misma al borde de la luna cresciente. Desafortunadamente, está ahí el querubín quien ha tenido que dejar de sostener el manto y del vestido. No es que ella esté necesariamente pisándolo, pero sí que está saltando por encima de él.

Tradicionalmente, las mujeres se identifican con el dolor de la virgen de Guadalupe, el dolor de ver a su hijo morir. Mientras que los hombres se identifican con la compasión de la virgen de Guadalupe, su don icónico de perdonar el comportamiento humano.

Como chicanos, no nos representamos a nosotros mismos, en especial las mujeres de todas las edades, estilos y etnias. Hay un intento de crear a la mujer heroíca, lo cual es bueno pero ¿qué hacemos? ¿Somos la mujer maravilla? El feminismo me dio un idioma visual y verbal con el cual trabajar. ¡Justicia y libertad! Aunque todavía no hemos ejercitado nuestra creatividad visual en cómo representamos a las heroinas.

Las Guadalupes fue mi manera de experimentar con otras formas de ver a la mujer. La serie es un homenaje a la mujer de la clase trabajadora, la que ha tenido que averiguar cómo son las cosas de la manera difícil y por ellas mismas.

*Ways of Seeing, de John Berger, se publicó en 1972 como adaptación de su serie de televisión de la BBC del mismo nombre. Ambas obras critican la estética cultural tradicional y defienden que el arte revela los sistemas sociales y políticos en los que se realiza. Ways of Seeing ha tenido un fuerte impacto en los estudios culturales, sobre todo al introducir el concepto de la mirada masculina frente a la representación de la forma femenina en el arte.

 

Sobre la artista

Yolanda M. López es una artista conceptual, educadora y académica con base en San Francisco. Nacida en San Diego, California en 1942 y criada por su madre y sus abuelos maternos en el barrio de Logan Heights. Después de la preparatoria, se mudó al área de la bahía y en 1968 participó en la huelga Third World Strike de la San Francisco State University. Desde entonces, López concibe su obra como artista como una herramienta para el cambio social y político y se ve a sí misma como una provocadora artística. Yolanda es mejor conocida por su serie inovadora de la virgen de Guadalupe, la cual es una investigación de la virgen de Guadalupe como un ícono femenil de influencia. Yolanda ovtuvo su aprendizaje como pintora clásica y su trabajo se ha ampliado a instalación, video y diapositivas. López ha dado clases de estudio y ha dado ponencias sobre arte chicano en la University of California en Berkeley, Stanford University, Mills College, la University of California en San Diego y la California College of Art.

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