En un vuelo de regreso a casa, después de pasar la temporada decembrina con la familia, decidí ver la película Selma, lo que me llevó a reflexionar sobre 2023 y los últimos ocho años. Sobre lo que está ocurriendo en el mundo y en mi propio entorno, en Texas. Me mudé a Texas después de pasar ocho años en Washington, DC.
Crecí en Richmond, California, la Ciudad del Orgullo y el Propósito, para ser exacta. La política de la ciudad es, y siempre ha sido, complicada, pero la comunidad es de quien siempre he estado enamorada.
En Richmond conocí a mis primeros héroxs, pero también la historia de este país. Sobre sus desigualdades. Sus adversidades. Fue ahí donde aprendí a apreciar a quienes me precedieron y a quienes hicieron posible lo que me quedaba por vivir. Es donde aprendí a soñar que un mundo mejor es posible.
En Richmond aprendí a defenderme, tanto en casa como en sociedad.
Crecí en un hogar donde se inculcaba el machismo generacional. Donde tuve que aprender a alzar la voz por mi misma, y donde tuve mi primer contacto con lo que era hablar a favor de los derechos de la mujer.
Richmond es donde aprendí que era indocumentada. Pero donde aprendí a no avergonzarse nunca de ello. No sé cuántos alumnos de segundo grado comparten sus historias de cruzar la frontera, ya sea por tierra, agua o aire, pero nosotros lo hicimos. Escuchábamos las historias de los demás, en silencio y con respeto. Fueron mis compañeros de segundo grado quienes me enseñaron tolerancia y respeto, sentados en el guardarropa durante el tiempo libre.
Fue en Richmond donde experimenté por primera vez la diversidad. Donde teñí por primera vez un huevo hervido y lo colgué en el marco de mi puerta para celebrar el Año Nuevo Mien. Donde aprendí sobre el mes de la Historia Afroamericana/Negra y los Derechos Civiles. Donde los apellidos Kaur y Singh eran tan comunes como Hernández y Mendoza en los anuarios de nuestra escuela. Donde participé en mi primer boicot en apoyo de los campesinos, sin darme cuenta de que el boicot real había ocurrido mucho antes de que yo naciera. Donde aprendí el significado de la frase, insang bagsak, un caido.
También fue en Richmond donde aprendí sobre el sistema electoral; el sistema de registro de votantes y lo importante que puede ser la contribución de los inmigrantes a este sistema. Más tarde aprendí la importancia del sistema legislativo y me involucré, pero esa es otra historia.
En 2019, casi 30 años después de llegar a este país, obtuve la residencia permanente. Junto con mi residencia, obtuve la oportunidad de participar en el sistema electoral por medio más que influencia. Me volví elegible para donar a campañas electorales.
Sí, el voto es importante, pero para que se pueda votar por nuestro candidato, ley, medida, iniciativa, etc. preferidos, es necesario que estos lleguen a las urnas. Y para que lleguen a las urnas, se necesitan fondos. Ahí es donde entramos nosotros [los inmigrantes], que aún no somos ciudadanos. Somos una pieza importante del rompecabezas en la que aún no se ha profundizado, pero estamos aquí y somos MUCHOS.
Puede que los inmigrantes no tengamos la capacidad económica de las grandes empresas o de los Comités de Asuntos Públicos (PAC), pero nuestro número es importante, y como dice mi comunidad, de poco a poquito, se va llenando el jarrito.
Estamos en una época en la que se están quebrantando los derechos de las mujeres, los inmigrantes, los afroamericanos y la gente de color en general, y del país en su conjunto. En una época en la que quienes ocupan puestos de poder han hecho llamados a la violencia contra nuestras comunidades, una y otra vez. En una época en la que los derechos conseguidos no hace ni una vida, están siendo amenazados todos y cada uno de los días. En una época en la que el dinero de nuestros impuestos se utiliza para eliminar a toda una población y, con ello, nuestro propio futuro.
Por estas razones, hago un llamado de acción para que todas las personas con derecho al voto, voten, todas las personas con residencia permanente hagan donaciones, y todas las personas dispuestas a participar en las elecciones se ofrezcan como voluntarios para las campañas locales, que tienen efectos de gran alcance. El ser voluntario no tiene limitaciones de estatus migratorio.
Es difícil decir que son tiempos difíciles, porque si lo pensamos bien, ¿cuándo no han sido tiempos difíciles para nuestras comunidades? Pero, si la historia nos ha enseñado algo, es que no debe repetirse. La historia también nos ha enseñado que si nos mantenemos unidos, somos mucho más fuertes.
Siempre agradeceré a mis padres por haberme criado en Richmond, pero por ahora, se estima que Texas recibirá no sólo mis donaciones de campaña, sino muy pronto, mi voto.
Registro de votantes:
Si es elegible para votar, asegúrese de registrarse y verificar que su registro electoral esté actualizado, incluyendo las fechas límite de registro. Visite https://vote.gov/es. Tenga en cuenta que muchos estados permiten el registro de votantes en el mismo día, y el voto por correo, el cual también puede ser utilizado en una urna si ud. no recibió su papeleta electoral antes del día de la elección.
Normas de contribución
Los requisitos para donar a cualquier campaña son los siguientes, como individuo, son los mismos para todas las elecciones estatales y federales.
- Soy ciudadano estadounidense o residente permanente legalmente admitido (es decir, titular de una tarjeta verde).
- Esta contribución procede de mis propios fondos y no me han sido proporcionados fondos por otra persona o entidad con el fin de realizar esta contribución.
- Soy mayor de dieciocho años.
- No soy contratista federal.
- Hago esta contribución con mi propia tarjeta de crédito personal y no con una tarjeta de crédito corporativa o de empresa ni con una tarjeta emitida a nombre de otra persona.
Campañas locales
Estoy segura de que la mayoría de gente dispone de redes sociales en las cuales muchos candidatos y campañas locales han empezado, hace tiempo, a recaudar fondos. Investigue a esas personas. Investigue esas campañas. ¿Coinciden con sus creencias? Si es así, hay poder en nuestro dinero, nuestro voto, y nuestro tiempo.
¡Tenemos trabajo que hacer!
Blanca Hernández, bloguera de Tejidos, es una ex activista quien actualmente trabaja en el campo de la política migratoria. Por el momento, Blanca reside en Tejas.