Lo hago por Él


Mi compromiso es con mis padres y familiares. Soy graduada de la universidad, primera generación en mi familia. Nadie de nosotros había logrado ir más allá de la escuela secundaria. Mi mamá sólo llego a segundo de primaria, y mi papá terminó la escuela secundaria. Mis padres son de Valle de Santiago, Gto., México. Yo nací en los EE.UU., pero me crié en la tierra natal de mis padres. Asistí a la escuela en Guanajuato hasta que cumplí los 8 años de edad. Posteriormente, mis padres decidieron que era hora de volver a Napa, Ca. Hicimos las maletas y nos fuimos de Gto. Gracias a que nací en los EE.UU., no tuve ningún problema en volver, pero para el resto de mi familia no fue tan fácil. En ese entonces, yo sólo tenía dos hermanas y a mi mamá. Mi padre ya se encontraba en los EE.UU., esperándonos. Mi mamá y mis hermanas tardaron tres semanas en llegar a Los Ángeles con mi papá y conmigo, yo sólo tenía 8 años, por lo que no comprendía por qué les tomó tanto tiempo llegar a Los Ángeles. Ahora que soy mayor, lo entiendo bien.

“Algunas veces, me suelto a llorar cuando me doy cuenta de todos los problemas a los que se tuvieron que enfrentar mis padres, con el fin de buscar una vida mejor para mis hermanos y para mí. Es debido a todo por lo que lucharon que mi compromiso es con ellos.”

Mi mamá nunca tuvo la oportunidad de terminar sus estudios, ni tampoco mi papá. Mi papi quería ser informático, pero sus padres no contaron con los recursos para ayudarle a seguir sus sueños. Mi papá ha trabajado desde que tenía 6 años de edad. Ahora, tiene 49. Me gustaría agradecerle porque siempre ha estado ahí para mí. No sólo se ha preocupado por mí sino que me ha dado mucho amor. Él es mi modelo a seguir, me dio la oportunidad de perseguir mis sueños, ayudándome a pagar la universidad y apoyándome todos los días. Aunque siempre me diga que: “lo que hagas tú, te va a beneficiar a ti, porque es tu futuro, no el mío”, todo lo hago para él y para mi familia. Quiero que esté orgulloso de mí; quiero que le dé gusto llamarme su hija. Sé que, independientemente de lo que termine haciendo con mi vida, él siempre me querrá.

Decidí convertirme en maestra cuando estaba en la preparatoria. Cuando iba en décimo grado, tuve uno de los mejores profesores de historia. Me ayudó a darme cuenta de mi gran pasión por la historia y de que quería ser maestra. Le agradezco por inspirarme. Ahora, quiero ser esa maestra que inspire a otros. He inspirado a mis hermanos y primos a que sigan estudiando, pero también quiero inspirar a mis estudiantes. Actualmente, soy estudiante docente, pero he trabajado con estudiantes de segundo grado desde hace un año. Trabajo como tutora y enseño a estudiantes de nivel básico y por debajo del básico para que alcancen niveles de competencia en matemáticas y alfabetización. Me di cuenta de que todos mis estudiantes eran latinos, y comencé a establecer una relación con ellos y también con sus padres. Esta relación me ha ayudado a crecer y ha ayudado a que mis estudiantes crezcan. Tuve la oportunidad de ayudar a cada uno de ellos a lograr un mayor nivel de aprendizaje. Me sentí muy feliz porque me di cuenta de que podía tener un impacto. Ahora me gustaría dar clases a estudiantes de preparatoria, inspirarlos y ayudarlos a crecer, al igual que hice con mis estudiantes más pequeños. Mi compromiso principal es ayudar a mi comunidad, cultivando la semilla del éxito en todos mis estudiantes.

 

La cronista Lizbeth Quiroz es una mujer luchadora, que es maestra. Esta aquí para inspirar y generar el cambio. Lizbeth es de Napa, Ca.

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